«Tenían las casas de las doncellas recogidas que estas no
salían a parte ninguna, salvo a bañarse, y habían de ir solas, y había día
diputado para eso, y así sabiéndolo o no, tenía pena de la vida el hombre que
fue a verlas o encontrarlas y hablarlas Maguas o Maguadas, y los españoles
Marimaguadas, que siempre controvertieron el nombre de las cosas y despreciaron
sus vocablos y cuando se reparó para rastrearles sus costumbres por mas
extenso, no hubo quien diera razón de ello».